miércoles, 27 de julio de 2016

A principios de este año comencé uno de mis más ambiciosos proyectos: la torre inclinada de pizza. Si, como lo leéis: una torre que llegó a alcanzar la considerable altura de 12 cajas de pizza. Teniendo en cuenta que vivo solo y que la construcción duró tan solo un par de semanas, podemos decir que sin duda me esforcé bastante.

En mi defensa debo decir que a mí las situaciones de estrés desde siempre me han dado unas ganas locas de comer porquerías, y la verdad es que la época lo requería. Me di cuenta de que quizá estaba abusando demasiado de las pizzas cuando me miré en un espejo y no vi a un zorro, si no a un hámster con los mofletes llenos de pipas. 

En aquella época, un amigo, ese AMIGO en mayúsculas, se preocupaba bastante por mí:

-Holden, tío, tienes que salir de casa. ¿No te gustaría salir por ahí a conocer mujeres?
-Odio a las mujeres.
-No te lo crees ni tú.
-Os odio a las mujeres y a ti.
-Vamos, te voy a sacar a por cerveza.
-¿Puedo ir en pijama?
-...
-No sin mi pijama.

Prefiero la comida a las personas

 Lo cierto es que tras una relación bastante duradera admito que tenía muy pocas ganas de relacionarme con el sexo femenino, aunque tampoco con el masculino ya que nos ponemos. Pero pasada la barrera de esos primeros meses más durillos iba quedando claro que poco a poco volvía a tener ganas satisfacer mis deseos más primitivos y carnales.

Como era obvio, no se hizo esperar demasiado que alguien tratara de meterme en el sórdido mundillo de las apps para ligar que parecen dominar los móviles hoy en día -no finjáis que no sabéis de lo que hablo, que os estoy viendo- y ese infeliz intento me dio la oportunidad de usar una de mis expresiones preferidas:

-Oye Holden, ¿y si te instalas del Badoo o una de esas apps?

-Y una p**** como u** c**** del***.- Esta expresión es tan rotunda y contundente que tengo que censurarla, claro, no sea que luego alguien vaya por ahí repitiéndola y sus padres le echen de casa, le deje su novia, su jefe le degrade y su perro le retire la palabra por mi culpa. Entrad en el link bajo vuestra propia responsabilidad.

Entonces mi amigo, ese AMIGO en mayúsculas, tuvo una feliz idea. Encontró trasteando por la red unas quedadas para intercambiar idiomas. Si, sé que suena raro, pero en cuanto me lo comentó me dieron muchas ganas de ir y ver qué tal. Yo creo que era esa emoción por las primeras veces la que me embriagaba y me hacía desear ir a ver qué tal. 

La cosa -por explicarlo brevemente- consiste en una quedada en algún sitio en el que se reúnen turistas de paso y aborígenes propios de la península ibérica para hablar en inglés y conocerse entre juegos bastante divertidos y ese maravilloso lubricante social que son las ganas de pasarlo bien. En nuestro caso decidimos acudir a un encuentro para hablar inglés organizado por Callanschool, por si le he picado la curiosidad a alguien.

Creo que puedo garantizar al 90% que muchos turistas acuden con la premisa de 'lo que ocurra en España se queda en España', y que el 90% de los aborígenes acudimos con la idea de que 'a ver si vienen guiris con ganas de soltarse la melena'. Sea como sea, el caso es que me lo pasé bien y conocí a gente la mar de interesante.

-Holden, ¿qué te pasa que solo hablas con esas chinas?
-Que se llaman Eva y María.
-¿Y?
-2 chinas. Juntas. En España. Que no hablan castellano. Y que dicen que se llaman Eva y María.
-¿Y?
-Que a mí me habrá dejado la novia, pero que tú te acabas de caer de un guindo. From a cherry tree, ¿te enteras?

¡Eva y María! ¡Chinas! ¡Que no hablan en cristiano!

En lo que va de año he ido a 3 de esos 'Languaje exchange', por si alguien quiere saberlo, y creo que voy a seguir yendo. Nunca -en mis veintitantos añitos de vida- había encontrado unos eventos en los que fuera tan fácil conocer a gente, al menos para hablar. Os lo digo en serio, a poco que os apetezca conocer gente, estos intercambios son de lo mejor que hay. 

Más: anteriormente en La fabulosa gallina de gomaPeleas en los bares

miércoles, 20 de julio de 2016

Hace como unos 4 milenios, es decir en navidades de  este año, gané un libro en un sorteillo de esos del caralibro. La cosa está así: me trataron muy bien, todos súper simpáticos y yo, tan agradecido, quedé con ellos (en realidad con ella) en que cuando lo leyera lo reseñaría en mi blog. Y eso es lo que estáis leyendo en este mismo instante.

La primera vez que... se ve un pezón en mi blog. Creo.

¡Pero ojo! Que no es un libro cualquiera, no. Es un libro sobre… ¡SEXO! Ala, lo que ha dicho, que guarro es este Holden, mira que cosas se lee, arderá en el infierno. Joder, como llama la atención esa palabreja así en mayúsculas, ¿no?

Un libro sobre las primeras veces que todos hemos vivido


¿Recuerdas la primera vez que tuviste un orgasmo? ¿O la primera vez que entraste en un sex shop? ‘La primera vez que…’ es una entretenida recopilación de historias cortas que, utilizando el sexo como elemento común, me han ayudado a recordar el nerviosismo, las risas y lo divertido de aquellas primeras experiencias.

Narradas desde un punto de vista ameno y divertido, todas las anécdotas de los protagonistas han conseguido en mayor o menor medida hacerme evocar esos recuerdos que –admitámoslo- todos guardamos dentro y es posible que no olvidemos nunca. Sin duda ha sido una lectura de lo más refrescante para el tórrido verano que estamos viviendo en Madrid.

Y es que hay que admitir que con el paso de los años, uno descubre que a menudo las primeras veces solo tienen una cosa de mala: que no se vuelven a repetir. Pero oye, si te animas a leer este libro al menos las puedes refrescar en una tarde de agradable y provocativa lectura.

Un libro escrito por bloggers


Una de las cosas que más llama la atención es que los autores son bloggers que quizá incluso conozcáis. Mismamente Mary Asexora, de quién quizá hayáis leído algún que otro comentario por aquí, es autora de una de las historias de ‘La primera vez que…’, y que los escritores sean de los nuestros (porque somos una mafia, y de las peligrosas) es sin duda un punto a su favor.

Porque si algo tenemos los habitantes de la blogosfera es que siempre intentamos dar un punto de vista entretenido y con el que quizá puedas sacarte una carcajada, y ese estilo tan inconfundible que tenemos se deja ver a lo largo de los relatos.

La editora, autora, instigadora, hostigadora y encargada de idear y realizar el proyecto es Gwen, a la que conozco de su blog (erótico-festivo) ‘Mamá, no leas’  y es quien más se ha esforzado por traernos este entretenido título que os animo a todos a leer. Yo por lo menos os aseguro que me he divertido bastante, y además he conocido unos cuantos blogs interesantes, lo que suma puntos a su favor.

¿Te he convencido? ¡Pues descárgatelo gratis (o ráscate el bolsillo) AQUÍ!



Y tú, querido lector, ¿has leído alguna vez algún libro erótico que NO sea ese que todos sabemos que empieza con el número 50? ¿Eres un consumidor compulsivo de literatura erótica? Vamos, ¡no seas tímido!

Más: Anteriormente en La fabulosa gallina de goma, Escorts en el mundo del cómic

miércoles, 13 de julio de 2016

Como  dijo Terminator: ‘Volveré’. Solo que yo no lo dije, pero he vuelto de todas formas. Mello, mi gato siamés, me hace el baile del perdón porque cree que me he marchado para castigarle. Odín, mi diox nórdico en edición de bolsillo, en cambio me llama cretino con la mirada: hay que quererle.

Como ya comenté, he estado y estoy inmerso en un proceso de selección arduo y complicado para un puesto de mucha responsabilidad (¡JA!), cosa que me ha mantenido tremendamente ocupado debido a la exigencia de la selección. Entre otras cosas, han comprobado mi habilidad para preparar cafés, el azul de mis ojos marrones y el tamaño y calidad de mis enchufes, lo básico para encontrar trabajo hoy en día.

Y después pasamos a pruebas más serias, como por ejemplo cuando me hicieron pintar un arbolito para comprobar si soy una persona cuerda. Puede que vosotros no lo sepáis, pero un árbol chapucero hecho con un bic en un folio dice más de vosotros que todo vuestro curriculum.

Veréis, a mí lo de que un puesto de trabajo dependa de mi habilidad para pintar un arbolito me toca los cojones parece un tanto ridículo. La cosa es que sorprendido, por la gilipollez gilipollez (lo siento, es inmaquillable), de la prueba decidí preguntarle a Google que todo lo sabe para ver qué clase de broma acababan de gastarme, y resulta que debo admitir que el método aunque parezca infantil tiene sus fundamentos y es interesante. 

Maravillaos ante mis dotes artísticas

Para que entendáis la prueba, os voy a dejar mi arbolito: voilá.

Ahora os voy a explicar qué ocurre con el manzano de marras. Porque esos frutos son manzanas y quien diga lo contrario miente como un bellaco y arderá en las brasas másardientes del infierno, ¿vale?

Resulta que a un señor se le ocurrió coger a 2000 personas ‘emocionalmente estables’, a 2000 personas con traumas infantiles, a 2000 personas con carencias afectivas, y a otros muchos de miles de personas y les hizo pintar un sencillo arbolito en un par de minutos. Luego comparó y descubrió que –joder, os prometo que no es una broma- cada selección de 2000 fulanos y fulanas presentaba en sus arbolitos una serie de rasgos comunes. Como os lo cuento.

De mi árbol, el tipo dedujo:

   -Tronco grueso, fuerte y alto: suele significar estabilidad emocional, extroversión y persona idealista.

   -No me olvidé de dibujar suelo y lo hice ondulado: se interpreta generalmente como adaptabilidad al medio.

   -Copa ondulada: De nuevo adaptabilidad y rasgo de persona paciente y tranquila.

   -Casa de la ardilla Agujero: al parecer tengo un remarcable vacío emocional. In rimircibli vicii imicinil mimimimimi.


   -Frutos en el árbol: Es propio de personas que buscan resultados inmediatos.

   -Sombreado en el suelo: típico de personas prácticas que buscan el placer y la realización personal.

   -Tronco recto: suele ser algo propio de personas con bastante autocontrol.

   -Líneas onduladas en el tronco: son propias de una persona flexible y sociable.

   -Raíces: de personas con valores familiares.

El fulano me dijo que el agujero en el tronco del árbol significaba un vacío emocional. Yo le contesté que en realidad primero había pintado la ardilla porque me sobraba tiempo, y que me pareció conveniente dibujarle una casita para ser coherente. Él me dijo que no debería haber pintado a la ardilla, que me había pedido un árbol. Yo me mantuve firme y le respondí que sin ardilla no hay árbol. Él me dijo que me dejase de leches en vinagre. Borde del carajo, seguro que me tenía envidia porque no es capaz de pintar una ardilla tan lustrosa.

Bueno, el caso es que este ejercicio al final me sorprendió porque me vi bastante identificado con las interpretaciones de 'D. No me gustan las ardillas', pero eso no quita que de todas formas esto me parezca una memez. 

Y vosotros, ¿confiáis en este tipo de ejercicios psicológicos? ¿Os parece normal que te pidan dibujar un árbol en una entrevista de trabajo? ¿Creéis que un ardillesco manzano puede identificar los rasgos de vuestra personalidad?

Más: Anteriormente en La fabulosa gallina de goma, La entrevista… de trabajo