viernes, 26 de junio de 2015

Madrid, un conductor aleatorio demostrando educación y civismo.

No me gusta conducir, lo cual es en sí mismo una enorme putada dado que trabajo conduciendo autobuses. Creo firmemente que no me gusta conducir por la forma en la que se comportan los conductores en Madrid: energúmenos, impacientes, irracionales, malhumorados e irascibles

Convierten la conducción en una lucha a muerte en la que el más grande tiene las de ganar.
Lo bueno es que cuando estoy trabajando yo soy el más grande. Joder, el puto King Kong de la carretera. Más de 12 metros de largo, casi 4 de alto y una bocina de camionero. Y además, no es mío por lo que si me das un golpe y es culpa tuya no me importa nada en absoluto, 0. Así que me aseguro de que si me tienes que ceder el paso me lo cedas, y en general de que si no conduces como una personita educada tengas problemas si intentas avasallarme.

Lo malo es que mi coche es una cafetera con ruedas que en verano se convierte en una sauna con ruedas. Y además soy un pelagatos: no me importa admitir que no conduzco un Ferrari porque mi nivel adquisitivo no me lo permite. Total, que si me das un golpe y me quedo sin coche SI que me importa. Te dejo pasar aunque seas un asesino al volante, me mantengo alejado de ti si conduces como un demente y en general voy cantando las canciones de la Rock FM y paso de todo.

Por eso, cuando el otro día querías que te dejase pasar y no pude, no debiste enfadarte. No debiste arrimarte a mi coche y darme un golpe con la mano en el retrovisor. Y tampoco debiste sorprenderte cuando te embestí con mi coche, me bajé con mucha mala ostia y te arranqué el brazo y empecé a sacudirte con él: fue una consecuencia natural de tu mal humor y lamentable educación. 

Porque seguí mi camino en vez de obedecer a mis más bajos instintos. Porque me tragué mi mal humor, y porque además me importas una mierda. Por eso, en vez de chocar contigo, simplemente me acordé de todo tu árbol genealógico de manera escatológica mientras te ignoraba. Porque si llega a haber un semáforo, te habías cagado dentro de tu flamante coche. Imbécil. 

Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Alucinaciones Paranoides (7)

martes, 23 de junio de 2015

Aquí podéis verme a punto de solucionar un problema informático sin recurrir al servicio técnico.

Es curioso, pero recientemente he descubierto que no soy el único ignorante del demoníaco e impío bello idioma HTML. Resulta que incluso es común no tener ni pajolera idea de cómo se pone un enlace en un comentario (sin copiar la dirección, me refiero) o como se pone una imagen o un vídeo. 

Hace no mucho Doctora (al menos juraría que fue a ella) me ilustró un poquillo acerca del asunto. Me dio, por así decirlo, el extremo de la madeja (muy muy liada) que supone el HTML de modo que yo pude tirar y desenrollarla a mi antojo tanto como quisiera: total, que ya puedo hacer virguerías online. Soy un puto máster. El "cheriff" del cotarro. Lo que quizá sea un poquito exagerado dado que pretendo compartir con vosotros todos mis conocimientos y me va a sobrar con media página, pero bueno.

Y es que resulta que cualquiera que se le ocurra preguntar a Google obtendrá 100000 tutoriales (de los cuales 95000 serán descartables vídeos con audio en español latino) que le explicarán de modo rápido y sencillo lo que desee aprender. Otra cosa es que a veces yo sea tan cazurro que ni se me ocurra hacer eso, claro. 

Así que cuando Erika me preguntó: ‘¿Cómo pones links en tus frases en los comentarios de Blogger?’ me dije, se lo voy a explicar y de paso me hago un pequeño glosario para no tener que ir a Google cada vez que no me acuerde, cosa que me pasa con una frecuencia que preferiría no reconocer. Allá voy: 


También podemos hacer otras cosas como poner vídeos o imágenes pero me voy a abstener de indicaros cómo se hace pues hay que meterse en el cuerpo del blog y editarlo en HTML. Dicho en claro, si os indico mal igual os cargáis vuestro blog, y paso de tener la culpa. ¿Comprensible verdad? Así que si os queréis liar preguntadle a Google, que os explicará como aniquilar permanente e irremediablemente vuestro blog conseguir vuestro anhelado deseo. 

Y vosotros, ¿conocéis algún otro truquito? Animo a todo aquel que quiera hacer alguna aportación más a que me lo ponga en un comentario para aprender un poquito más. ¡Enseñadme, malditos! (Haced pruebas en los comentarios si tenéis dudas)


Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Desafíos, duelos y venganzas

viernes, 19 de junio de 2015

Hoy os dejo una crítica sexy que escribí para optar a un puesto de trabajo llevando un blog de reseñas de restaurantes. Querían algo formal pero ameno, de fácil lectura. Y bueno, el puesto de trabajo no era el trabajo de mis sueños. Ni el trabajo de vuestros sueños tampoco. Ni el trabajo de los sueños de un senegalés sin papeles que vende pañuelos, ya puestos. 


Así que redacté esto como escribo normalmente: lo vomité a word según se me iba ocurriendo en mi cabeza privilegiada (¡JA!) y después lo arreglé un poquito, y funcionando. El caso es que no me contrataron, pero como estoy muy orgulloso de mi reseñita la publico aquí. Además, así os presento el que para mí es el mejor restaurante indio de Madrid: El curry's



Si hay algo que se pueda decir acerca de mí y del día del padre, es que tiendo a dejar para última hora los regalos. No es de extrañar, por tanto, que ayer nada más salir del curro tuviera que patearme el centro de Madrid en busca del libro ideal que regalarle a mi padre. El plan era sencillo: salgo del metro, busco un libro, y llego a casa sobre las 4 para comer. Tarde, pero como en casa.

Sin embargo, los planes nunca salen como uno quiere: a veces salen mejor. Me encontré con que una amiga trabaja en una librería en el centro en la que me metí a comprar. Total, que llevábamos sin vernos desde verano, y entre unas cosas y otras tardé más de una hora en comprar el dichoso libro.

Voy a comer por el centro, me dije. Voy a darme un lujo. Y me apetecía algo exótico, es lo que tiene ser un gourmet étnico incorregible. Por lo que me dirigí sin dudarlo ni un instante a un restaurante indio que conozco muy cerca de Callao: el Curry´s. Si sigo yendo al mismo indio después de 8 años, por algo será.

Y es que, comer en el Curry´s, es una experiencia genial desde que entro por la puerta hasta que salgo. El camarero más antiguo del local me reconoce con la mirada y me lleva a mi mesa de siempre. Si, parece de película, pero allí los camareros son especialmente atentos. Ni siquiera se molesta en traerme la carta: sabe que en días de diario siempre pido el menú del día.

Y no es de extrañar: los menús del día del Curry´s son legendarios. Por sólo 11 euros puedes disfrutar de un primero, un segundo (un curry, claro, pero puedes elegir entre varios), te dan un bol de arroz basmati, un pan naan (el típico pan indio), el postre y la bebida. Y todo ello con un servicio rápido y eficiente: en mi caso saben que no me gusta el picante, pero eso no quita que siempre me ofrezcan un platito de picante aparte para añadir al curry, por si me apeteciera.

Ayer elegí de primero un plato que se llama Bombay Aloo, que consiste en unas patatas troceadas y marinadas en un rebozado especial indio acompañado de un poco de ensalada. Dudé mucho si coger unas samosas, que son unas empanadillas deliciosas muy habituales en cualquier restaurante hindú rellenas de carne y verduras, pero al final mi amor por la patata se impuso.


Pero sin duda, lo mejor del Curry´s son los platos homónimos al nombre del restaurante: generosos boles de cremosa salsa de curry con piezas de pollo, ternera o cordero marinadas dentro. Una delicia. Y como todo buen comedor de curry sabe, hay que acompañarlo siempre de un plato de arroz o de un pan, aunque en este restaurante no te obligan a sufrir tan difícil elección: te ponen uno de cada. 

En mi caso, elegí un curry hyderabadi: un plato muy cremoso y suave con pedazos de pollo tan perfectamente cocinados que se deshacen si los aprietas con el tenedor. Y al ser un curry tan cremoso, la combinación con el arroz basmati hacen que se convierta en un plato tan suculento, que aún hoy al recordarlo se me hace la boca agua.

Quiero hacer un pequeño inciso: sin bien te ponen el arroz y el pan naan más básicos con el menú, en su carta tienen para elegir entre un montón de variedades de ambos. Hago hincapié en esto porque el arroz basmati con frutos secos que sirven es una gozada, podría alimentarme solo de eso. Y ya que me pongo, el pan naan relleno de queso también me vuelve loco.

El caso es que con el curry, el pan, el arroz y las patatas marinadas de Bombay terminé llenísimo: es una cantidad de comida que casi nadie puede terminarse: desafío a intentarlo a cualquiera que no se lo crea. Y cuando llegó el turno de los postres, no me quedó más remedio que pedirme una infusión.

Y no es fácil renunciar a los postres, tienen una variedad de dulces indios para morirse, y un batido de mango y yogur que si lo vendieran en los supermercados no bebería otra cosa. Pero bueno, para restarle dramatismo al asunto hay que decir que las infusiones que hacen allí también merecen mucho la pena.

Y es que, si te pides un té lo que esperas es la típica jarrita de aluminio con agua caliente y una bolsita de té y acompañado por un sobrecito de azúcar. Pero en el Curry´s no se conforman con algo tan simple: hierven el agua con clavo y especias, lo que le da un toque especial. Y te sirven la infusión junto con un platito con terrones de azúcar, azúcar moreno, o sacarina.

En fin, que yo lo tengo claro: cuando estoy por el centro de Madrid y me apetece una buena comida india siempre visito el Curry´s. Una comida deliciosa a un precio de risa teniendo en cuenta que a 100 metros se encuentra la plaza de callao. Sin duda, mi restaurante indio favorito.

¿Y vosotros? ¿Cuál es vuestro restaurante favorito? 
 

 Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, El cosaco

domingo, 14 de junio de 2015

Hay veces que incluso para mí las cosas se ponen feas: anoche salí de fiesta, puse celoso al cromañón novio de una rubia y me busqué una pelea. Pero no estáis leyendo el blog de un borrachín pendenciero, no. Por eso os voy a contar de qué manera evité la pelea, quedé como un señor, y logré que el maromo se disculpara conmigo delante de sus amigos y su novia. ¿Queréis saber cómo?

El maromo y yo antes de empezar a pelearnos

Imaginaos la escena para entrar en situación, estoy seguro de que todos habréis vivido algo parecido: un bar de moda (mentira, yo no voy a esos sitios) en pleno centro de Madrid, abarrotado hasta los topes, una música insufrible y una barra dónde 4 camareros tienen que lidiar con 500 personas pidiendo a la vez. 

Y en medio de todo ese caos nocturno estoy yo, es decir Holden: el tipo que nunca pierde la sonrisa. Me encuentro intentando abrirme paso a la primera fila de la barra para pedir un par de cervezas mientras la turba me trabaja el lomo a base de codazos desinteresados y con poca intención.

Y total, que hay una rubia pagando y lista para irse. Esta es la mía, pensé. Así que me acerco a ella por detrás con la mejor de las intenciones y una sonrisa amistosa y le hablo muy cerca de la orejita para hacerme oír entre el ruido.

-Perdona, cuando hayas pagado y te vayas, ¿te imputaría cederme tu sitio en la barra? Es que me toca a mí pagar las cerves, ya sabes.-

Ella me sonríe y automáticamente me deja un poquito de hueco para que me vaya acodando en la barra. Y mientras intento ponerme cómodo entre la mugre y la bebida derramada, recibo la señal universal de que alguien busca problemas: TAP, TAP. Dos golpecitos firmes e impacientes con la palma de la mano en mi hombro.

-Esa es mi novia. No te pases ni un pelo.- me dice una montaña de carne embutida en una sudadera granate.

Yo  ni me molesto en hablarle. Automáticamente me doy la vuelta y me dirijo de nuevo a su novia. SU: pronombre posesivo más que nunca ya que ahora no son novios, sino que ella le pertenece. Son las reglas de la prehistoria: él le dio primero con un garrote en la cabeza, no puedo robársela. 

-¿Sabes? Al parecer me estoy buscando que me partan la cara.- le digo con la sonrisa más burlona que soy capaz de poner.

-¿Cómo?- No lo dice intentando averiguar cuál es mi método para lograr que me partan la cara, sino sorprendida. Ya os lo imaginabais, supongo. 

-Sí, mira. Resulta que tu novio acaba de venir a por mí totalmente celoso para que no me acerque a ti.- y en sus ojos la vi: viva y removiéndose inquieta, allí estaba la vergüenza ajena. Hay pocas cosas que le molesten más a una mujer adulta que el hecho de que alguien crea que no es capaz de cuidarse sola. 

No me dijo nada, recogió sus bebidas y se fue directamente a por su novio. SU: pronombre posesivo que implica problemas inmediatos. Y mientras una novia avergonzada se le acercaba para pedirle explicaciones me vio a mí de fondo: me estaba partiendo de risa soltando tal carcajada de bruja, que hizo que mis amigos vinieran a comprobar si me había terminado de volver loco de remate.

Escena que ilustra a la perfección la situación que evité con diligencia y don de gentes.

-¿Qué pasa?- me preguntan mi novia y un amigo casi al unísono. Todo el que me conoce sabe que cuando el zorro se ríe, algo trama. Total, que les cuento la escenita y les saco una risa. Y además les cuento la maldad que se me acababa de ocurrir ahí mismo.

-¿Sabes lo que vas a hacer?- le digo a mi chica. -Vas a ir ahora mismo a por él y le dices delante de su novia y sus amigos que tu novio quiere invitarle a una copa.-

-¿En serio?- me pregunta riendo.

-Claro. Venga, díselo tal cual. A ver que te dice.- Soy un puto genio del mal. Hay que hace un inciso aquí: mi chica anoche iba despampanante, y conste que no lo digo porque vaya a leer esto, sino porque es la verdad pura y dura. El mensajito se lo iba a dar la chica más sexy de todo el puto bar con diferencia.

En ese momento me giré, porque a todo esto yo estaba intentando pedir unas cervezas y por fin había logrado que una camarera que llevaba una camiseta con la cara de David Bowie estampada me hiciera caso. Pero perdí la oportunidad de pedir cuando una mano amistosa se posó en mi hombro.

Y allí estaba el novio, un poco abochornado pero dispuesto a quedar lo mejor posible delante de su hembra. Hay que reconocerle el mérito de que vino él en persona en vez de darle el recado a mi chica. esta vez no hubo nada de tapeteo en mi hombro.

-Oye tío, que lo siento. Creo que me he pasado antes. ¿Me perdonas?- me dijo mientras me ofrecía la mano en señal de disculpa. Ya no era una montaña de carne imponente sino un tierno cachorrito intentando que le diera un trozo de comida por debajo de la mesa.

-No pasa nada, hombre. Venga, te invito a una copa. ¿Qué quieres?- le dije dándole un amistoso apretón de manos.

-Nada tío. Creo que ya ha quedado claro que ya he bebido suficiente por hoy.  Por eso he reaccionado así antes, lo siento.- ¡JA! La culpa es de la bebida, ¿eh?

-Va, que no pasa nada. ¿Seguro que no quieres una copichuela?-le dije mientras el tipo se escurría hacía su grupito que le miraba con expectación. A modo de despedida, negó con la cabeza y se marchó.

Y todo esto mientras mis amigos se divertían con la escenita, claro. Que a fin de cuentas eran mi público en ese momento, y no hay que defraudarles. En fin, ¿qué os parece mi reacción? ¿Qué habríais hecho vosotros en mi lugar? ¡Me muero de ganas por saber cómo habéis reaccionado vosotros en este tipo de situaciones!

Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Soy un buen tipo

martes, 9 de junio de 2015



Tenía que ocurrir tarde o temprano, claro. Y es que mi popularidad en constante (y desproporcionado) aumento ha logrado que me nominen por segunda vez a un premio de esos de blogger que sólo sirven en realidad para dos cosas: tener un pretexto para publicar una entrada facilona y llenar la red de enlaces que redirigen a tu blog. 

Y con motivo de que nadie pueda acusarme de pasar por alto una magnífica oportunidad de hacer una publicación rapidita y de paso presumir de un premio que sin duda alguna me merezco, lo coloco orgullosamente en ninguna parte en mi blog. Eso sí, he creado una etiquetita muy sexy con la palabra "premios" que, si no se me olvida, incluirá todos aquellos premios que recibí en el pasado (1) y todos los que presumiblemente recibiré en un futuro (ninguno).

¿Pero quién (sí, eso: ¿QUIÉN? Que busquen al responsable y le castiguen como se merece) en este mundo está tan trastornado como para creer que mereces un premio? Bueno, juzgadla vosotros mismos como se merece: la orgullosa autora de un divertido blog lleno de ANÉCDOTAS SECRETARIAS, Erika Martin.

¿Da fuck is dis? ¿Qué es este premio?

BOR significa Blog Original

Litarcihis de LITeratura, ARte, CIencia e HIStoria.

Blogger, ya que es un premio concebido (y pensado) no solo al blog, sino también al creador que se lo curra y lo maquea dándole presencia, estética y realce para que quede bonito a simple vista además de llenarlo con contenido adictivo.

Normas:
1. Agradecer al autor y el blog que te lo concede. (Hecho)
2. Publicar el premio en un lugar visible en tu blog. (Ni por todo el oro el mundo, siendo este un buen ejemplo de lo metafórica que es esta expresión. Si alguien me ofreciera todo el oro del mundo ya ves tú si lo ponía en un lugar visible o tatuado en mi cuerpo.
3. Nominar al número de blogs que creas conveniente, indiferentemente de su número de seguidores. (10 blogs como máximo).
4. Comunicar tu nominación a los blogs elegidos


Y los (des)afortunados nominados son:    


4, los más comentadores:                                         Otros 4, los más desaparecidos:
Doctora (El dia de la espectadora)                             So (Sopuntocom)
Tarambana (La terraza web)                                      Tara-chan (El espacio de tara)
Pseudosocióloga (Yo iba para socióloga...)               Ti (Palabrazos)
Speedygirl (prima lejana de los increíbles)               Goethita (Probando... probando...)

Y una mención especial a Nana Nicotina, una de mis seguidoras más ancestrales y trágicamente muerta en combate. O que ha dejado blogger. O algo. Su blog era cojonudo y lo echo de menos.

Y otra mención especial a Leona Lecturópata, que desde que vino por primera vez parece que no se ha vuelto a ir :P

Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Desafío total 

sábado, 6 de junio de 2015

Roland el pistolero, de La Torre Oscura.

Si os hablo de una "algo" que provoca euforia transitoria y un engañoso sentimiento de invulnerabilidad , un aditivo a nuestro cuerpo que nos hace desear salir a la calle y sufrir un agravio sólo para poder vengarnos implacablemente, que de alguna manera logra que caminemos entre multitudes con el pecho hinchado como un palomo y con los brazos en jarras casi deseando ser víctimas de un empujón para demostrar al mundo lo que le pasará si nos provoca, ¿de qué creéis que os estoy hablando? 

Pues claro que sí: habéis acertado, estoy hablando de la música de Morricone. ¿Es que acaso alguien estaba pensando alguna sustancia ilegal? El autor más célebre de las bandas sonoras del oeste, el compositor por excelencia de los desafíos, los duelos, y las venganzas y seguramente uno de los culpables  el halo de tipo duro que acompaña a Clint Eastwood desde hace 50 años. 

Resulta que el otro día me puse a escuchar viejas canciones del oeste sin saber lo nocivo que podía resultar para el cuerpo humano: en media hora estaba mirándome al espejo muy de cerca, calzándome las botas para salir a la calle (Madrid, unos 300 grados a la sombra)  y recordando todas las pequeñas ofensas que había sufrido en los últimos 20 años mientras preparaba mis pistolas en sus cartuch.... oh wait. No tengo pistolas. Ni las quiero tener, visto lo visto.

Plano típico de los Spaghetti Westerns, muy cercano y novedoso en aquella época.

Por si queréis animaros durante un rato, si queréis recordar viejas glorias musicales, o si simplemente estáis a punto de luchar en combate sin igual en un duelo a muerte os dejo aquí las 3 canciones de Morricone que probablemente sean mis preferidas. Os recomiendo que deleitéis vuestra parte más melómana escuchándolas.

-El bueno, el malo y el feo. Canción principal de la película con el mismo nombre (en inglés).  

-Por un puñado de dólares. Canción principal de la película "La muerte tenía un precio". Correción gracias a Doctora, la especialista en cine que sigo.

-El rio. Canción principal de una película que no se llama "El rio". Se llama "La misión".

ADVERTENCIA: el autor de este post no se hace responsable de las víctimas (humanas o materiales) producidas después de escuchar las canciones incluidas en el post. 

Y sí, os he colado un vídeo de mi gato. ¿qué pasa? 

Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Predicador

martes, 2 de junio de 2015


Aquel día yo había invitado a varias personas a cenar en mi casa, un plan de adulto total. Me faltaban por comprar únicamente las bebidas, así que salí corriendo al supermercado más cercano a proveerme correctamente de cerveza. Y entonces la vi: joven, miserable y rebuscando en un contenedor de basura muy cercano a mi casa.

Ya he comentado anteriormente que las grandes ciudades te obligan a insensibilizarte contra los mendigos: aprendes a no verlos o a no sentir lástima por ellos como medio de defensa. De lo contrario no podrías pasear por el centro de Madrid sin dedicar hasta tu último céntimo en dar limosnas. Y es que la situación en las grandes urbes es acuciante: desde que sales de casa hasta que llegas a dónde quiera que vayas y pasando por el transporte público te vas a encontrar con alguien que te de lástima, es un hecho.

Total, que pasé por delante de la chica que era algo más joven que yo y que rebuscaba en la basura, y llegué al supermercado. Creo que fue a la hora de pagar cuándo empecé a sentirme culpable: yo me estaba gastando cerca de 30 euros en cerveza y a unos pocos metros de distancia había una chica que rebuscaba en la basura. Antes de salir del super ya tenía claro que si la volvía a ver la daría algo.

De camino a casa no la vi pero no pude parar de pensar en lo repugnante  que me sentía, así que metí las cervezas en la nevera (no hay que olvidarse de lo verdaderamente importante) y volví a bajar a la calle, a ver si la encontraba. Y no tardé demasiado: estaba un poco más abajo, rebuscando en otro contenedor y ahora -pude fijarme mejor- vi que buscaba ropa y que tenía los ojos verdes.

-Hola.-

-Hola.-

-Si me acompaña al supermercado puedo comprarle algo. ¿Le parece bien?- ya os he contado antes que prefiero dar comida que limosna. Uno puede verse golpeado por un ataque de solidaridad, pero eso no disipa la desconfianza.

-Estaría encantada, ¿podría esperar un minuto por favor?- me respondió algo apurada.

Y entonces me fijé: no se estaba llevando toda la ropa que había encontrado, estaba seleccionándola. Joder, me dije, la ofrezco llevarla a por comida al super y no deja  todo lo que tiene entre manos para  que vayamos antes de que me arrepienta.

-¿Por qué no se la lleva toda?- soy un zorro. Curioso. Si no pregunto, reviento. 

-Hay mucha ropa que no me sirve, y podría necesitarla el próximo que mire aquí. No quiero llevarme nada que no pueda usar.- me explicó dándose toda la prisa que podía.

Y ahí me mató. Se me cayó el alma a los pies. Yo me había gastado 30 euros en cerveza sin pensarlo si quiera, y ella estaba dejando ropa vieja en un contenedor para otra persona que pudiera necesitarlo. Joder, puedo ir al super y no comprar nada necesario, y otras personas que no tienen un duro dejan ropa en los contenedores por si le hace falta al que venga detrás. Creo que es de las veces que peor me he sentido en la vida. Un puto monstruo, no creo que haga falta de verdad explicar todo lo mal que me vi en ese momento.

Ya de camino al super la de los ojos verdes se disculpó, me dijo que no quería entrar, pero que me esperaría en la puerta. Me contó que normalmente no la dejaban entrar en esos sitios y que no quería sufrir la vergüenza de que la echasen yendo conmigo. Naturalmente, en ese momento yo estaba dispuesto a moler a patadas al que no la dejase entrar, y así se lo hice saber. Que te intenten echar, le dije, si tienen huevos. Ella insistió mucho, que gracias, pero que no hacía falta, que prefería esperarme en la puerta.

Total, que le hice la compra y la recuerdo perfectamente: pollo, garbanzos, lentejas, arroz, pasta, yogures, pan, fruta y chocolate. El chocolate era para el hijo que me había contado que tenía mientras caminábamos juntos. También me contó que podía cocinar, así que antes de entrar me había asegurado de saber qué cosas le venían bien. 

Cuando se la di nos despedimos: ella me dio un abrazo y dos besos, y me dijo que se llamaba María. Siendo sincero conmigo mismo, creo que esperaba que casi se pusiera a llorar de la emoción. Pero no hubo ni rastro, claro. Era una chica más joven que yo, pero era una mujer hecha a vivir en la penuria. Y así, con sus bolsas de la compra y su ropa vieja se marchó sin más preámbulos.

La volví a ver una vez más: ella caminaba por la calle y creo que no se esperaba que la reconociera, o al menos que fingiera no haberla visto. Hola María, la dije. Y ella me regaló una sonrisa y una mirada de complicidad. 

Creo que esta historia marca un antes y un después en mi manera de ver a la gente que vive en la calle. Es una historia muy íntima para mí y muy importante porque me recordó que no hace falta tener un Ferrari en el garaje para ser de los ricos, y por suerte me ocurrió cuando yo tenía apenas 20 años y empezaba a ganar dinero. Y si he elegido la icónica imagen de NG, es porque maría me recordó en su momento un poco a esta chica. Con los ojos menos claros, eso sí.

Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, La mafia de los mendigos (2)