jueves, 17 de noviembre de 2011

Canis captîvus

Últimamente tenía levemente abandonado el blog, y pensaba que se debía a mi pereza absoluta que todo lo puede, pero hoy me he dado cuenta de que no es así. Simplemente no tenía nada interesante que escribir. Y me he dado cuenta pasando uno de los momentos más miserables de mi vida: conociendo el oficio de criador de perros.

Antes de que leáis este post, debéis saber una cosa: no me importa si sois criadores, o si os gusta este mundillo, o si os gusta masticar abejas vivas. No estoy en contra de que criéis animales, simplemente es una filosofía que no comparto. Así que nadie se ofenda, por favor.

La cosa es simple: me gustan los animales. Achuchar, fastidiar, incordiar, molestar, abrazar, pasear y jugar son algunas de las cosas que me gusta hacerle a mi perra. Los perros de cría no disfrutan de nada de esto. Los perros de cría son enjaulados al sol para que su pelaje reciba vitamina C. Los perros de cría son adiestrados desde cachorritos a obedecer los constantes “sit”, “túmbate”, “dame la patita” y “vete al estanco y tráeme un paquete de Ducados” de sus amos. Y digan lo que digan los criadores, los perros de cría no son queridos más de lo que yo quiero a mi PlayStation. Son queridos de una manera que, simplemente, yo no comprendo.

Aparentemente, si intentase comprarle un perro bajo la premisa de que mis únicas intenciones son las de torturarle y darle una muerte lenta e inmisericorde, llegaríamos a un acuerdo económico y el perro sería mío. El perro es el dinero que vale. Si alguien me ofreciera 150.000 euros por mi perra para cortarle las patas, se lleva una paliza sólo por atreverse a decirme semejante estupidez. Y eso si no lo mato ahí mismo.

También he aprendido los cánones de belleza de ciertas razas de perro, que los concursos de belleza canina más importante se celebran en Alemania, y que la cantidad de cachorros que un animal pare es hereditaria, pero eso a mí no me resulta interesante, así que no voy a escribir sobre ello. Nuestro amigo Google os puede decir lo que queráis al respecto.

En definitiva, JURO que no pienso comprarme un perro jamás, si antes tengo la opción de adoptarlo.  Por Diox, si queréis un perro para disfrutar de él, para abrazarlo, para darle de comer las sobras de la mesa, para que duerma en vuestra cama, para malcriarlo y que NO os traiga las zapatillas cuando os despertéis, id a la perrera más cercana. Si queréis miss Dortmund canino 2012, ya es otra cosa, claro.

4 comentarios:

  1. Y, comparto que es bonito jugar y arrastrarse con el perro de uno, pasearlo y no enjaularlo, pero tampoco me ofendería si mi perro me organiza un poco el apartamento, guarda los zapatos y entiende mandatos especificos. En tal caso, con los perros es como c0on los hijos, todo el mundo piensa que el suyo es el mas lindo e inteligente y genial del mundo.

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  2. Tengo una perra que se llama lola y todos dicen que nunca la eduqué y... es cierto. Por eso soy sumamente feliz porque duerme a mi lado, me lame el rostro para despestarme, me pide que le de la comida que estoy comiendo, me mima más de lo que cualquier otro animal haría y me mira siempre con esa mirada que nadie más sabrá dar.

    Por eso, agradezco no haberla educado para que sea un robot sino haber dejado que sea mi compañía.

    Abrazo!

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  3. Bueno, si mi perra me limpiase la casa, otro gallo cantaría. Pero vamos, que me gusta, como dice Loló, que se suba a la cama y me de calor, y me gusta que me mire con cara de pena durante las comidas. No la cambiaría ni por el mejor pastor alemán de concurso. De todos modos, So, yo no creo que mi perra sea la más inteligente... no hay más que verla. La llamas y te mira con una cara que sabes muy bien qué significa: "ven tú, cretino" o en su defecto "sólo voy porque tienes comida".

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  4. Como dueña de un perro que me hace caso solo para ponerme en evidencia, no puedo estar más de acuerdo con lo que has escrito.
    Los perros son para mimarlos, acompañarnos y soportar nuestras neuras mientras nos miran con cara de entenderlo todo y querer pegarse un tiro por semejante brasa que les damos.
    Los perros de concurso pobrecicos, han nacido para ser mostrados en público, y eso es mucha presión para un animal (y para cualquiera).

    vivan los peludos normalitos y majos.

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Cada vez que te marchas sin dejar un comentario Dios mata un gatito. Piensa en ello.