jueves, 21 de julio de 2011




Este viernes se disolvió, de manera indefinida pero inevitable, uno de mis grupos preferidos: Engendro.

Para todos aquellos que no los conozcáis (probablemente nadie les conozca, claro) eran un grupo (GRUPAZO) que se dedicaba a versionar canciones populares conocidas en un tono ameno y divertido. Y para alegría de sus fervientes fans (yo y un pequeño elenco de freaks inquietantes que probablemente dan miedo) todos sus discos fueron gratis: los colgaban directamente en su web para que la gente se los descargase.

Y luego sus conciertos, ¡oh sus conciertos! Por 8 módicos euros tenías derecho a 2 horas de su música y a mancharte con cerveza ajena. ¡Canela fina, oigan! Y si tenías mucha suerte, algún devoto espontáneo te regalaba una patada en la cara al tirarse del escenario. Engendro se desvivía por el público y siempre tocaba sus canciones más famosas varias veces con distintas letras. Si, exacto. Unos genios, lo que yo decía.

Su último concierto duró 4 horas y fue inolvidable. Hubo la concurrencia habitual, a pesar de ese festivalucho que algún malicioso había montado para intentar sabotear su despedida de los escenarios. Sonisphere, o algo así se llamaba. Los Iron Maiden, ¿quiénes son esos? Menudos grupuchos fueron al festival, no los conocían ni en sus casas.

Engendro, siempre estarás en mi corazón. Y en la guantera de mi coche en forma de CD.


WWW.ENGENDRO.ES por si alguien está interesado, es su web.